La extracción de una muela dañada o retenida puede sonar intimidante, pero en nuestra clínica es un procedimiento planificado, seguro y con acompañamiento total para que vivas la experiencia con calma.
Primero realizamos un estudio radiográfico para conocer la posición exacta de la pieza y anticipar cualquier complejidad. Con esta información, definimos la técnica adecuada y el tiempo preciso que tomará el procedimiento, evitando improvisaciones.
Durante la cirugía utilizamos anestesia local para que no sientas dolor, y aplicamos protocolos de mínima invasión para reducir inflamación y facilitar la recuperación. Desde el inicio recibes un plan claro de cuidados posteriores, con pasos sencillos que garantizan que la recuperación sea rápida y sin complicaciones.
Más allá del aspecto clínico, lo que sienten nuestros pacientes es alivio: dejan atrás el dolor, la incomodidad o la infección que les generaba la muela, y ganan la tranquilidad de poder volver a sonreír, hablar y comer sin molestias.